La Paz, 18 de ene. Mosetenes Alto Beni Periódico Digital PIEBLas comunidades del Territorio Indígena Originario (TIOC) Mosetén del municipio de Palos Blancos se adaptan de mejor manera al cambio climático, que las comunidades interculturales asentadas en el municipio de Alto Beni del departamento de La Paz, señala un estudio elaborado por el organismo de cooperación internacional Soluciones Prácticas.
El estudio “Saberes locales de colonos e indígenas mosetenes sobre el cambio climático y sus efectos en los modos de vida” coordinado por los investigadores Miguel Alcázar y Mario Enríquez fue desarrollado en las comunidades de Convendo, San José y Sumay del municipio de Palos Blancos, además de las comunidades interculturales de Colonia Illimani, Pajonal 2, Nor Chichas y Mercedes del municipio de Palos Blancos.
Alcázar señala que a pesar del conocimiento y el establecimiento de la necesidad de adopción de nuevas o prácticas ya empleadas que disminuyan los efectos del cambio climático, se pudo constatar que son las familias indígenas mosetenes quienes difunden más estos conocimientos.
“En lo que se refiere a los indicadores climáticos naturales, se pudo evidenciar que la población de las comunidades interculturales desconoce o resta validez a este tipo de conocimiento, lo que se encuentra justificado en base a un sentido de pertenencia que aun se encuentra arraigado a su lugar de origen, que es por lo general de tierras altas del altiplano, de donde sí recuerdan los indicadores naturales que se utilizaban o que fueron transmitidos de generación en generación”, señala el biólogo e investigador.
Sin embargo Alcázar señala que dentro de la población mosetén, existe la percepción de que los bio-indicadores como las aves, que solían cantar en determinadas épocas para marcar el inicio de alguna actividad del ciclo agrícola ha variado y que por tanto ya no son tan confiables, ya que se vieron perturbados por los abruptos cambios del clima.
Se identificaron diferentes tipos de mecanismos de adaptación y mitigación que emplean los mosetenes, como aquellos que se realizan de forma preventiva y los que se adoptan de forma reactiva. Por un lado existen tecnologías que son recuperadas de los saberes locales y otras que son adquiridas a través del aprendizaje y/o la experimentación.
Entre las prácticas de adaptación implementadas por los mosetenes se encuentran los sistemas agroforestales multiestrato, cobertura vegetal en cultivos de banano, conservación de las fuentes de agua, reforestación tras la deforestación, entre otras.
Encuentros y desencuentros
Entre los aspectos que aborda con especial atención el estudio, se encuentran los puntos de encuentro y desencuentro entre mosetenes e interculturales. “La diferenciación en la gestión territorial entre estos grupos deviene de una concepción diferente de los efectos del cambio climático, y por tanto, la respuesta y búsqueda de alternativas es también diferente”, afirma el biólogo.
El uso del suelo para la producción agrícola entre los interculturales es de tipo intensivo, ya que se aprovecha al máximo el terreno para obtener mayores utilidades en términos de ingresos económicos, sin embargo, este modelo ha provocado un decaimiento en la calidad de los terrenos y es otro de los condicionales para una disminución en la calidad de sus productos.
En cambio los mosetenes a pesar de practicar el uso rotativo de cultivos, también fueron influenciados por los colonos a ciertas prácticas no tan amigables con el medioambiente. “Aún así, la población mosetén se auto-atribuye la implementación de prácticas de tipo más conservacionista, armónico y sostenible con su entorno y el medioambiente, lo que hace que ante la profundización de los efectos del cambio climático, recurran más fácilmente a prácticas de adaptación y mitigación que las comunidades interculturales”, sostiene.
El problema de acceso y tenencia de la tierra entre indígenas y comunidades interculturales tiene como antecedentes el proceso de colonización fuertemente impulsada durante los años 70. Las comunidades interculturales no dejaron de migrar y aún se siente el establecimiento de nuevos asentamientos de migrantes del altiplano, señala el estudio.
“Es así que mientras los interculturales consideran que los indígenas han titulado grandes extensiones para pocas familias, los originarios consideran que los colonos han cercenado su territorio”, afirma Alcázar.
Los mosetenes consideran además que las comunidades interculturales explotan los recursos naturales sin pensar en la sostenibilidad de los mismos; al igual que los recursos forestales. Testimonios recogidos en el lugar señalan que los colonos incluso utilizaban dinamitas para pescar lo que tuvo un efecto muy negativo en la comunidad acuática.
Por su lado, los interculturales justifican en cierta manera su derecho y aprovechamiento de los recursos naturales en la zona, basado en las dificultades que sufrieron para adaptarse a una zona y hábitat que en un primer momento era hostil y desconocido, y que tuvieron que generar nuevos aprendizajes para la subsistencia, tanto en términos productivos como sanitarios y relacionados con su entorno.
Entre las coincidencias de percepciones tanto de mosetenes e interculturales respecto al cambio climático, es que desde hace diez años los efectos se han manifestado con mayor intensidad y han mostrado comportamientos más bruscos; por un lado periodos de sequía ampliados, falta de lluvias, precipitaciones intensas en cortos periodos, lo cual provoca desastres naturales como las inundaciones en las comunidades ribereñas y deslizamientos en los cerros y caminos de la sierra, mientras que en invierno el frío es más intenso y las granizadas más frecuentes.
Periódico Digital PIEB
